En la vida, nos enfrentamos a elecciones todos los días. Nuestro camino vital está lleno de grandes y pequeñas decisiones. Elegir ir a la universidad, decidir vivir solo o tener una relación, comprar o alquilar un piso, tener hijos... A veces ciertos caminos de la vida están tan trillados que parece que no tenemos que elegir. Incluso sin una religión o una familia cercana que nos oriente, la mayoría de la gente sigue los caminos trillados. Elegir es fácil porque no nos damos cuenta de que tenemos elección. Sólo más tarde surgen las dudas, los remordimientos o quizás el deseo de hacer las cosas de otra manera. Y de repente nos encontramos solos. ¿Qué elegir? ¿Cómo elegir?
Tomar decisiones importantes en la vida
Muchas decisiones importantes en la vida, como elegir una universidad, un trabajo o decidir tener un hijo, se toman con sorprendente facilidad. Nuestros padres nos recomiendan una determinada carrera, nos gusta la ciudad universitaria, buscamos trabajo y nos presentamos al primer anuncio mejor. Estamos en una relación, tenemos más de 30 años, así que un hijo encaja con las expectativas. Una vez que tengamos un hijo (o dos), estaría bien tener una casa con jardín. Y así rodamos de una elección a otra, casi sin elegir. Porque así hay que hacerlo, porque así hay que hacerlo.

Pero, ¿y si las cosas no salen tan naturalmente? ¿Y si los estudios que realmente queremos cursar no nos garantizan un trabajo? ¿Y si no tenemos pareja pero queremos tener un hijo? ¿Y si la casa de nuestros sueños es demasiado cara?
Libertad de elección
Hoy en día, la gente ya no está tan apegada a los patrones establecidos. Sin embargo, es difícil seguir el propio camino. De hecho, tenemos la posibilidad de cambiar el rumbo de la vida en cualquier momento. Podemos rediseñar nuestra vida, darle una nueva forma. La elección es nuestra. Pero, ¿cómo sabemos lo que queremos? No es tan sencillo. Siempre tomamos decisiones basándonos en información incompleta: no podemos volver atrás en el tiempo. Tomamos decisiones estando al principio o en medio de algo. Así que tenemos que empezar a pensar conscientemente en lo que queremos. Y por qué. De la pregunta "por qué" (¿por qué vivo?) surgen automáticamente las preguntas "cómo" (¿cómo quiero vivir?). ¿Es (sólo) un deseo o hay una voluntad detrás?
Para tomar las riendas de nuestra vida, primero debemos darnos cuenta, desde un profundo conocimiento, deseo y sentimiento, de lo que significa ser humano.
Las certezas de la existencia humana
La psiquiatría existencial distingue seis condiciones previas que constituyen la base de la existencia humana. Las experimentamos como válidas y nuestra actitud hacia ellas determina nuestra visión de la vida. Nos enfrentamos a estas certezas todos los días. Las cuatro primeras fueron formuladas por Yalom (1988), las otras dos son aditivas:
- La inevitabilidad de la muerte y la finitud de nosotros mismos y de las personas que nos rodean.
- Libertad y responsabilidad para forjar la propia vida.
- Aislamiento y vinculación (soledad existencial).
- El sentido en ausencia de sentido o el sentido de la vida.
- Encarnar.
- Ignorancia.
La inevitabilidad de la muerte
Nuestra actitud ante la muerte es doble. Por un lado, sabemos que vamos a morir; por otro, no lo sentimos. Si esta conciencia nos alcanza, el miedo que sentimos puede ser paralizante. Por eso, sabiendo de la muerte, la mantenemos a distancia, reprimiéndola. Esto se aplica tanto a nuestra propia muerte como a la de los seres queridos. Ya los estoicos nos aconsejaban considerar regularmente la mortalidad. Así evitamos confiar demasiado en nosotros mismos y en los demás. La muerte es un hecho. No tiene sentido preocuparse por ella. Ser plenamente conscientes de que nuestra vida termina con la muerte aporta verdadera sabiduría y enriquece la vida.
Libertad para moldear la propia vida
Básicamente, somos libres de organizar nuestras vidas como queramos. Para poder cambiar nuestras vidas, es importante que nos demos cuenta de que estamos al mando y de que nosotros mismos tenemos el poder de dar sentido a nuestras vidas. Por tanto, somos los creadores de nuestra propia existencia, como decía el filósofo francés Jean-Paul Sartre (1905-1980). Para que esta conciencia penetre, es útil mirar el "aquí y ahora" con independencia del pasado y el futuro.
¿Qué hacemos ahora para dar forma a nuestras vidas? Si hay problemas graves que impiden a las personas asumir la responsabilidad de sus vidas, la terapia de esquemas puede ser la solución. La terapia de esquemas identifica las trampas (esquemas) que determinan nuestras vidas y el modo en que las mantenemos siguiendo ciertos modos de comportamiento basados en experiencias de la infancia.
Aislamiento y vinculación (soledad existencial)
Además de la soledad existencial, es decir, la constatación de que siempre tenemos que vivir separados de los demás, existen otras dos formas de aislamiento: interpersonal e intrapersonal. El aislamiento interpersonal se experimenta cuando nos sentimos solos o aislados por falta de contactos sociales estrechos. El aislamiento intrapersonal se produce cuando hay una desconexión entre, por ejemplo, una emoción y el recuerdo del acontecimiento que la desencadenó. En su forma extrema, puede conducir a la personalidad múltiple.
Las personas que no pueden tolerar la soledad existencial a veces buscan una solución en la simbiosis o fusión con otra persona. Por desgracia, esto no conduce a un yo más fuerte, sino sólo a unos límites más débiles con la otra persona. Verdadero amora diferencia del enamoramiento, puede tender un puente hacia los demás. El amor es el reconocimiento de la otra persona a la que damos nuestro amor. Es una forma de ser en la que destacamos no sólo la individualidad de la otra persona, sino también la nuestra. Este hecho puede servir de apoyo para soportar la soledad existencial y ser muy reconfortante.
El sentido en ausencia de sentido o el sentido de la vida
La vida carece intrínsecamente de sentido. Comprenderlo es importante porque nosotros mismos podemos, y de hecho debemos, dar sentido y significado a nuestras vidas. Cuando sentimos que nuestras vidas carecen de sentido y propósito, nos sentimos perdidos y alienados. ¿Qué sentido tiene todo? Ansiamos el control, buscamos orientación. Así que buscamos el significado de las cosas. Estamos programados de tal manera que ordenamos todo lo que ocurre. Hacemos de la vida una historia, una aventura. "La coincidencia no existe". - decimos. Si no nos seleccionaran para una segunda entrevista, el trabajo no sería divertido de todos modos. Nos escondemos detrás de la perogrullada "así es como tenía que ser". Y seguimos viendo una intención predeterminada en el azar absoluto.
Una sensación de falta de sentido en sí misma, en lugar de una necesidad de controlar la vida, también puede significar que nos atrevemos a celebrar la libertad. Nosotros mismos podemos dar sentido a nuestras vidas. Nada está predestinado, nada está fijado. Nosotros mismos creamos nuestras vidas. Además, debemos aprender a tolerar cierto grado de incertidumbre. Esto es esencial a la hora de tomar decisiones en la vida.
¿Cómo elegir?
Para atrevernos a tomar una decisión consciente, es importante que busquemos posibles conflictos internos a partir de un examen de nuestra propia conciencia. Aquí nos encontramos con nosotros mismos y sentimos curiosidad por lo que ocurre en nuestro interior. ¿Qué deseamos? ¿Hay otro deseo detrás del deseo? ¿Pensamos que queremos un nuevo trabajo, pero en realidad queremos ir en una dirección diferente y, por lo tanto, necesitamos buscar una nueva carrera? ¿Queremos un hijo aunque no tengamos pareja? Quizá el deseo de tener un hijo esconda el deseo de tener una pareja.
El proceso implica al menos tres pasos:
- Asume tu responsabilidad.
- Explora tus opciones.
- Examina tus deseos y la voluntad resultante.
El deseo es la voluntad
Toda acción comienza con la voluntad de hacer algo. Para ello, debemos tener un deseo claro. Por lo tanto, es muy importante tener un buen enfoque. Al hacerlo, agudizamos literalmente nuestro deseo. También significa que tenemos que pensar detenidamente si es nuestro propio deseo o si creemos que debería serlo. Tenemos que ser capaces de sentir realmente nuestro deseo. Lo hacemos mediante la escucha interior (un principio señalado y desarrollado por Eugene Gendlin).
"Escucha interior" significa que prestamos atención no sólo a nuestro palabrasel lenguaje con el que expresamos el deseo, sino también en nuestros cuerpos. ¿Cómo nos sentimos al respecto? ¿Qué sensaciones físicas notamos en nosotros? Nos escuchamos sin juzgarnos. Prestamos atención y decimos palabras a nuestra voz interior con curiosidad y respeto. ¿Qué es ese nudo en el estómago? ¿Esa sensación de vacío? ¿Ese malestar en el pecho? Si damos espacio a todo lo que experimentamos internamente centrándonos o reflexionando sobre nuestro deseo, podemos escucharnos de verdad. De este modo, aprendemos a confiar en nosotros mismos. Combinamos el sentir, el saber y el querer. Damos forma a nuestro deseo desde nuestro interior. Puede ser un deseo que creíamos tener o un deseo nuevo. Nuestro cuerpo nos muestra el camino.
En este proceso, también tenemos que considerar otras opciones. ¿Qué notamos cuando hacemos una elección diferente? Además de centrarnos en el deseo y escuchar internamente, también tenemos la oportunidad de ver si realmente queremos algo. Podemos visualizar nuestras opciones vitales. ¿Cómo será nuestra vida si elegimos una? ¿Qué imagen nos viene a la mente si elegimos la otra?
Para transformar el deseo en voluntad, por tanto, es necesario:
- enfoque,
- escucha interna,
- visualización.
Entonces podemos preguntarnos si realmente lo queremos. Junto con todo lo que conlleva. Todo lo que sabemos y lo que no sabemos (todavía).
Deje que participe su inconsciente
El proceso de pensamiento que describimos aquí se basa en un alto nivel de conciencia y en el uso activo del cerebro. A veces se dice que hay que dejar que el inconsciente elija. Dijksterhuis (2016) distingue tres formas de elegir:
- rápido,
- sin cuidado,
- consciente.
Una elección rápida es una elección sin pensar, simplemente "hazlo". La manera inconsciente supone que, ante una elección importante, es mejor consultarla con la almohada para que nuestro inconsciente pueda trabajar. Si la elección sigue pareciendo buena, entonces es la correcta. La forma consciente implica pensar mucho. Dijksterhuis parece limitarse aquí a una decisión racional, que puede tomarse haciendo listas de pros y contras, a favor y en contra de nuestra elección.
Los estudios demuestran que hay mucho a favor de la vía inconsciente. Pero comprar un coche nuevo es diferente de elegir un estudio concreto y todo lo que ello conlleva. Una combinación de ambas formas puede funcionar. Pensamos conscientemente en una elección vital, pero dormimos para ver si por la mañana seguimos detrás de nuestra elección. O empezamos con una elección inconsciente y luego la elaboramos conscientemente. ¿Seguimos estando de acuerdo con ella y nos sigue pareciendo buena?
Un hilo conductor en su vida
A la hora de tomar decisiones importantes en la vida, a veces también puede ser útil analizar cómo hemos llegado al punto de la vida en el que nos encontramos ahora. ¿Qué experiencias nos han llevado a ello? ¿Cómo hemos llegado a ser la persona que somos hoy? ¿Cómo hemos tomado decisiones en nuestra vida hasta ahora? Merece la pena desentrañar el hilo conductor de nuestras vidas. ¿Quizás veamos lo que siempre hemos hecho y lo que ya no queremos hacer? ¿O tal vez nos demos cuenta de que nuestras elecciones pasadas nos han llevado a donde queremos estar y podemos confiar en ellas? Para descubrir el tema de nuestra vida, podemos centrarnos en los patrones y los hilos rojos de nuestra vida. Esto puede aportarnos mucha paz y claridad si nos enfrentamos a una decisión importante.
Asistencia en la búsqueda interna
La búsqueda interna que hemos descrito aquí puede realizarse independientemente. A menudo esto funciona, sobre todo si podemos consultar a los amigos. Otras veces necesitamos más. Entonces necesitamos a alguien que nos acompañe y observe. Es entonces cuando vale la pena saber que podemos acudir a un psicoterapeuta en busca de ayuda. Al final, se trata de asumir la responsabilidad para no quedarnos atrapados en la incertidumbre de una decisión, sino atrevernos a elegir lo que queremos.
¿Qué es lo que quieres?
Si la voluntad es lo suficientemente fuerte, es la fuerza motriz de la elección o el cambio. No significa que todo vaya a salir bien, pero al menos algo ocurrirá. En última instancia, elegir siempre significa perder. Elegir una cosa significa perder otra. Pero si lo hemos pensado detenidamente, si creemos que es la elección correcta, entonces nuestros conocimientos, sentimientos e intenciones deben estar en consonancia. Entonces al menos podemos decirnos a nosotros mismos que hemos hecho una elección de vida consciente con la información de que disponíamos en ese momento.
Tal vez podríamos vivir una vida diferente. Claro que podríamos. Pero vivimos nuestras propias vidas. Le damos sentido a nuestra manera, en nuestros propios términos, con nuestras propias oportunidades. Si tomamos una decisión consciente, podemos renunciar a la opción no elegida. Es lo que es. La elección que hemos hecho nos da dirección, sentido. De ella surgen valores, experiencias y acontecimientos. Y esto es lo que hace que nuestra vida sea especial. La vida se puede vivir. Cada uno lo hace a su manera. En última instancia, sólo somos seres humanos entre los humanos. Este hecho es humillante y al mismo tiempo lo más hermoso que podemos experimentar. Es lo que es. Y eso es bueno.
Hola, he leído este artículo y me ha asustado un poco. ¿Realmente tengo que pensar en la muerte todo el tiempo? Es un poco deprimente...
@nibir Creo que no se trata de pensar en ello todo el tiempo, sino de ser consciente de la muerte. Te ayuda a apreciar la vida y a tomar decisiones que son realmente importantes para ti.
No entiendo lo de la "soledad existencial". Después de todo, tengo familia, amigos... ¿Cómo puedo sentirme solo?
@dagma Samotność egzystencjalna to nie to samo, co samotność w sensie braku bliskich osób. To głębsze poczucie oddzielenia od innych, wynikające z uświadomienia sobie, że każdy z nas jest ostatecznie sam ze swoimi myślami i uczuciami.